Aprovechando el tiempazo que hemos tenido y que se celebraba el fin de semana de las Jornadas Europeas del Patrimonio en Francia, no hemos dudado ni un segundo en aprovechar el filón y visitar uno de los pueblos más bonitos de Francia o al menos eso dicen, así que allá que vamos a comprobarlo por nosotros mismos, no vaya a ser que,… 😅

A tan sólo un par de horas en coche desde Toulouse, tomando la salida 52 de la A20 dirección Paris, nos encontramos con esta maravilla, Collonges la Rouge o a lo que yo llamaba el “pueblo rojo”.

Ubicado en el Valle del Dordoña, en plena campiña de Corréze ha entrado a formar parte de la lista de: Mis rincones favoritos de Francia.
Lo cierto es, que de esta zona lo más conocido es Rocamadour y las Cuevas de Padirac (que por cierto espero algún día contarlo por aquí, ya sabéis que en casa de herrero,…), pero la realidad es que no hay una sola esquinita de este sitio que no sea increíble. Mi mediano siempre dice que no hay lugar que no me parezca bonito, la verdad es que tiene toda la razón,😉. Pero es que este pueblo es… muy muy top.

Los que ya conocéis el país vecino, seguro que sabréis que Francia cuenta con una envidiable lista de los pueblos más bellos del País, y sabíais que fue aquí, en Collonges, donde nació la idea?, he de reconocer que no me había percatado hasta hace unos días, con lo friki que soy yo para estas listas, no entiendo como se me había pasado por alto.
Origen:
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- Desde el siglo XI, el pueblo se desarrolla alrededor del Priorato, el tímpano y el campanario de la iglesia.
- Completamente construida de piedra arenisca roja debido a la presencia de óxido de hierro. Lo que nos ofrece un paisaje super original y completamente inusual, lo que llamó mi atención.
- A finales del siglo XV y principios del XVI, se convirtió en el lugar de residencia de los funcionarios del Vizconde de Turenne, por ello la afluencia de castillos, mansiones y torres de molinos de pimienta que promovieron el enriquecimiento del pueblo.
- Fue alrededor de 1880 por culpa de una plaga de filoxera que abnegó la vid y con ello un éxodo rural lo que llevo a esta localidad a caer en una profunda desolación.
- Sin embargo, fueron los cineastas y artistas creando la asociación de los ‘Amigos de Collonges’ los que impulsaron su renacimiento, al utilizarlo como lugar de residencia y escenario de diversas proyecciones. Fue entonces cuando el alcalde de la época, Charles Ceyrac, lanzó la idea de los “pueblos más bellos de Francia”.

Durante vuestro recorrido circular y sencillo, os transportaréis a otra época. Disfrutad de cada uno de sus rincones, y no paséis por alto la Iglesia de St Pierre que data del s. XI, el Castillo de Vassinhac o el Museo de la Sirena (hoy museo de arte y tradiciones populares).



Irse sin hacer un alto en el camino para degustar algún plato típico de la zona es un sacrilegio. Nosotros hemos optado por pedirnos un café Gourmand (una de las costumbres francesas que más me gusta) y probar así algunos de los dulces más típicos elaborados todos ellos con la nuez como ingrediente principal.
El vino, el aceite de nuez, el foie gras,.. señas de identidad de esta región.
El acceso de vehículos está prohibido, para ello hay habilitados dos parkings. Uno a la entrada y otro a la salida del pueblo. Ambos son de pago. El precio del Parking por día es de 3 €, la primera media hora es gratuita. También hay habilitada un área de servicio para AC.
Dejamos este lugar atrás y lo tachamos de nuestra innumerable lista de lugares por visitar. No sin antes hacer un “ya de paso” en Beaulieu sur Dordogne. Pero ésta ya lo dejamos para la próxima.
Hasta pronto,😉
Vivan los pueblos de colores!!! Buen post amiga